Durante la madrugada ocurren situaciones extrañas, a esta hora algunos seres salen a jugar bromas a las personas, otros tratan de comunicarse, de enviar mensajes a los vivos. La siguiente experiencia ocurrió en la casa de mis padres hace algunos años.
Dice que después de oler el plástico, se encendió el foco y ella, que ya estaba despierta por el olor, se enderezó enseguida y vio salir de la recámara una sombra blanca en dirección al comedor
Tiempo atrás, en una época en la que todos dormíamos en el mismo cuarto, debido a que las otras habitaciones no tenían aire acondicionado, empezaron a ocurrirle cosas a mi mamá, las cuales, hasta ahora no tienen explicación.
Una noche, mientras todos dormíamos, encendieron la luz de la habitación, ella se despertó y regañó a todos porque alguno se había levantado al baño y dejó el foco encendido, pero le extrañó que, al voltear a vernos, mis hermanas, mi papá y yo estábamos dormidos. Se levantó a apagarla y se volvió a dormir. Dice que las siguientes noches le ocurrió lo mismo, cuando se dormía profundamente, le daba el fogonazo de claridad en los ojos, y siempre se levantaba enojada a regañar a todos por el foco.
Esta situación le ocurrió en repetidas ocasiones, al principio ella creía que era alguno de nosotros que la encendía para salir de la habitación para ir al baño y cuando regresaba se olvidaba de apagarla; una de mis hermanas tenía miedo de la oscuridad, por varias experiencias que le han ocurrido a mitad de la noche, así que lo lógico para mi mamá era culparla a ella. Al pasar de los días le preguntó a la pequeña si ella se levantaba al baño y dejaba la luz encendida, pero mi hermana lo negó, confirmando lo que ella empezaba a sospechar.
Con el paso del tiempo la situación se empezó a hacer un tanto cotidiana, y, aunque mi mamá intentaba atrapar al que, o lo que, encendía la luz, nunca lo conseguía, pues quien quiera que fuese, esperaba a que ella se durmiera profundamente para hacerle la mala pasada.
La situación alcanzó un punto cúspide el día que una de sus amigas le encargó a su perro para que se lo cuidara. El can, Napo, era cachorro de una de nuestras perritas, mi mamá decidió regalárselo a su amiga, pues todos en la familia sabíamos que lo entregábamos a una persona responsable que lo iba a querer. La Su amiga le pidió que se lo cuidara una noche, pues iba a salir a una fiesta y no quería dejarlo solo en casa, así que lo recibimos; la señora pasó a dejar al perro a la casa durante el día, el pequeño se reencontró con su madre y todo fue felicidad. Al caer la noche, ya cerca de la hora de ir a dormir, mi mamá le tendió una sábana al perrito para que durmiera en la habitación con nosotros, pues en su casa él también dormía con el aire acondicionado. Cuando se fue a dormir metió, como siempre, a los perros a la recamara, incluyendo a Napo; mi madre vio con ojos de ternura como Princesa le daba a Napo su trapo para dormir, pues estaba más calientito que el que le habían dado a él.
Cuando se quedó profundamente dormida, de la nada, le dio el fogonazo en la cara por la luz que se acababa de encender; en ese instante el perro se levantó de su lugar y comenzó a ladrar enojado debajo de la puerta, por lo que mi mamá se armó de valor y se levantó con él, le abrió la puerta y el perro salió corriendo a la sala, ellalo siguió pero el perro, al llegar a mitad de esta se quedó parado buscando, aparentemente la entidad que encendió el foco ya había desaparecido, pero los dos voltearon a ver al mismo tiempo que la mecedora de la sala se estaba moviendo suavemente sin que nadie la tocara. Los dos se metieron a la habitación de vuelta un tanto desconcertados. Sin embargo, un detalle que le llamó mucho la atención a mi mamá, además de la mecedora, es que, cuando la luz se encendió, Princesa, se levantó también de su lugar, pero en vez de ladrar junto con el perro, ella le ladró a este, pero no molesta, fue mas bien un ladrido como diciendo, “ya vente a acostar, no pasa nada, ese es de la familia”. Esto le dio a entender dos cosas, que los perros ya habían visto antes a quien encendía la luz, y que ya estaban familiarizados con éste, es decir, que no lo veían como algo malo.
Es sabido que los perros y los gatos pueden ver cosas que son muy difíciles de captar para el ojo humano, y que cuando ven algo “malo”, es decid, un demonio, o un ser de bajo astral, le ladran y le gruñen para alejarlo, no importa cuantas veces eso regrese, siempre reaccionarán de esa forma. Mi mamá sabía de esto, por lo que dedujo que se trataba de un ente bueno, un ser de luz que únicamente le quería jugar alguna broma.
En otra ocasión, de las ultimas veces que ocurrió lo anteriormente relatado, ella había dejado conectada su pistola de silicón en el comedor, pues estaba haciendo unos adornos de fieltro para su trabajo, y se olvidó desconectarla al terminar. Se fue a dormir y dejó la puerta abierta; cuando estaba profundamente dormida, comenzó a oler a silicón quemado, dice que olía muy fuerte, casi como si le hubieran llevado la pistola de silicón a la orilla de la cama. Dice que después de oler el plástico, se encendió el foco y ella, que ya estaba despierta por el olor, se enderezó enseguida y vio salir de la recámara una sombra blanca en dirección al comedor, ella se levantó, no para seguirla, sino porque en cuanto se encendió el foco ella recordó no haber desconectado el aparato. Salió corriendo y, en efecto, la pistola estaba conectada; la desconectó y se regresó a su habitación, no sin antes decir en voz alta, gracias por avisarme quienquiera que seas.
Mi mamá siempre ha creído que era mi tío, un hermano de ella, a quien quisimos mucho y que ya no está entre nosotros, quien le encendía la luz, como si de un mensaje de “aquí estoy cuidándolos” se tratase.
La actividad se acabó un tiempo después cuando, durante el impacto de un huracán, el río que pasa cerca de la localidad se desbordó, inundándolo todo y llevándose con el agua a aquel que nos encendía la luz.
Redirek
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