top of page
Foto del escritorRedirek

El fantasma que custodia la cuna

Hay fantasmas que deambulan por el mundo, lamentándose por penurias que no los dejan trascender, buscando un consuelo, alguien que les dé una luz, o alguien que pida por sus almas para así, pasar al otro lado.




Unos minutos mas tarde llegó otra de sus amigas y preguntó directamente, "oigan, quien es la que anda allá arriba, una de negro” y todos se quedaron viendo entre ellos

Sandra es una mamá soltera que trabajaba todo el día para darle una buena vida a su hijo, en aquel entonces de un año. Ella vivía en una pequeña casita de dos plantas, en la primera se encontraba la cocina, la sala comedor y el baño, y en la segunda planta había dos habitaciones, la principal, que constaba de dos camas, la cuna del pequeño y el closet, con un ventanal que llegaba del piso al techo, daba a la calle, y la habitación de huéspedes, donde en aquel entonces vivía un amigo suyo, con el que compartía casa.


Desde que amanecía, la joven llevaba al pequeño a una estancia infantil, de la cual lo recogía todas las tardes al salir del trabajo. Ella no consideraba esto algo bueno, pues solo estaba con su hijo por las tardes, mientras, el niño se la pasaba con las niñeras de la estancia, y, bien o mal, ella no las conocía del todo, y temía por la seguridad del bebé. Un día su mamá le hizo la sugerencia de dejar al pequeño con ella en casa, el inconveniente era que la señora vivía en otra ciudad, y para ver al pequeño debería viajar cada fin de semana a casa de su familia. Pasó el tiempo y Sandra aceptó el ofrecimiento de su madre, dejando al pequeño con su familia y quedándose ella sola en la ciudad.


Al principio todo estuvo bien, pero de un momento a otro, las cosas se pusieron extrañas en su casa, el ambiente había cambiado, se escuchaban ruidos, especialmente en su recamara, pero decidió no darle importancia, ya que, como dice la creencia popular “entre más les prestas atención a estas cuestiones, más fuertes se vuelven”.


Una noche la joven hizo una reunión en casa con sus amigos para celebrar un cumpleaños, y todos asistieron. Una de sus amigas llegó algo tarde, cuando ya estaban los demás invitados, y entrando le comentó “Oye, que rápido te cambiaste de ropa”. La joven, extrañada, le preguntó a qué se refería con eso, y su amiga respondió, “ahorita que venía subiendo a la entrada, volteé al ventanal de tu cuarto y estabas parada al lado de la cuna, vistiendo un vestido negro como de encaje y ahorita que entro te veo bajando con una blusa amarilla y pantalón. Todos los presentes se voltearon a ver extrañados. Unos minutos mas tarde llegó otra de sus amigas y preguntó directamente, "oigan, quien es la que anda allá arriba, una de negro” y todos se quedaron viendo entre ellos, pues ya eran dos personas que veían a alguien arriba, en menos de diez minutos, pero decidieron no darle tanta importancia y siguieron con la reunión.


Las risas y las platicas hicieron que poco a poco se fueran olvidando del asunto, excepto por Mónica, amiga de Sandra, que no paraba de mirar al techo, de un momento al otro dijo, “espérenme, voy al baño”, se levantó y se dirigió al sanitario, pero en vez de entrar, se fue de largo y subió sola las escaleras a la segunda planta. Todos se comenzaron a preguntar, entre bromas, sobre el por qué subió las escaleras, cuando la oyeron hablar en voz relativamente baja, entonces todos se quedaron callados, creyendo que, tal vez, hablaba por teléfono con su madre.


A los pocos minutos bajó, seria, y se sentó a la mesa sin decir nada. Cuando notó las miradas de todos, Mónica se rió y dijo que hablaba con su mamá, así que continuaron con la plática, pero ella seguía pensativa. Cuando se fueron la mayoría de los invitados, y solo quedaban unos cuantos de confianza, les dijo, “oigan, no subí a hablar por teléfono, miren, les voy a contar” y comenzó su relato.


“Recuerdan que cuando llegué pregunté quien era la que andaba de negro allá arriba, pues toda la noche he estado escuchando que alguien de la segunda planta me llamaba, así que subí. Como algunos ya saben, tengo la habilidad de invocar ángeles para que me protejan y pueda hablar con personas que ya fallecieron, pues mientras subía iba haciendo una invocación, entré al cuarto de Sandra y, pues, resulta que”, y dirigiéndose a la joven, “al lado de la cuna del bebé se encuentra atado el fantasma de una mujer, quien dice que en vida perdió a su hijo, y murió de tristeza, y debido a esto no puede trascender; dice que pasó una noche por aquí, vio por tu ventana, pero no sintió la presencia del bebé, así que se quedó aquí a acompañarte en tu dolor, es decir, a cuidarte para que no mueras de tristeza”.


Al principio, los que oyeron la historia se sintieron conmovidos al saber que hacía ahí el fantasma, pero después les entró la duda sobre si no era “La Llorona”, a lo que Mónica contestó que no, que no era ella, y pidió que subieran todos a oscuras con una veladora y un vaso de agua, y que hicieran juntos una oración para ayudar al fantasma de la mujer a pasar al mas allá, y así lo hicieron. Al finalizar, Mónica comentó que ya estaba hecho, que el espíritu de la mujer que custodiaba la cuna había podido trascender.


Redirek

24 visualizaciones0 comentarios

Entradas Recientes

Ver todo

Comments


bottom of page