Hay personas que nacemos con la habilidad de viajar al mundo astral, de manera consciente o inconsciente, incluso hay quienes son convocados por otras fuerzas a viajar ahí, e incluso, a partir de ahí pueden saltar a otros planos más bajos. Lo que se sabe sobre los viajes astrales es que debes estar en un estado profundo de relajación para que tu alma pueda viajar a este plano, aunque hay unos cuantos que pueden ir y venir a voluntad. También se sabe, de quienes viajan a este místico lugar, que las cosas son, aparentemente iguales, pero con sutiles diferencias, colores o formas distantes, y que en este plano habitan espíritus, de alto y bajo astral, es decir, seres de luz y oscuridad.
Entramos juntos a la tienda que está al lado de la casa, y cuando salimos, de repente, este guardián me dijo, “alguien quiere hablar contigo”. Lo vi extrañado, pues no había “nadie” alrededor, la calle estaba vacía.
Hace poco mas de dos años falleció uno de mis primos, a quien quise como a un hermano, ya que nos criamos juntos. Al pasar los meses lo extrañaba cada vez más, y cada que pasaba por su casa, a pesar de que sus padres seguían viviendo ahí, se sentía muy oscura, me provocaba una sensación extraña, era como si alguien me llamara.
Una noche, mientras dormía, tuve otro de mis ya acostumbrados viajes astrales, sólo que esta vez no estaría solo. En este viaje, fui a la casa de mi primo, iba acompañado de una especie de “guardián” que flotaba alrededor mío. En el plano astral, los guardianes pueden tomar cualquier forma, pueden ser animales, personas, o cualquier cosa que haga que los “viajeros” a los que acompañan se sientan cómodos. Entramos juntos a la tienda que está al lado de la casa, y cuando salimos, de repente, este guardián me dijo, “alguien quiere hablar contigo”. Lo vi extrañado, pues no había “nadie” alrededor, la calle estaba vacía. Entonces me dijo, “tu primo, él quiere hablar contigo”, mientras veía fijamente en dirección a la casa, que se encontraba sumida en la oscuridad. “No lo veo”, le respondí, y él continuó, “ya sé que no puedes verlo, eso es porque está en otro nivel, para verlo debes descender, ¿estás dispuesto?”.
Cuando le respondí que sí, porque, siendo sinceros, quería verlo una vez más, hablar con él si era posible, sentí como cuando entras en un elevador y el piso se mueve mientras bajas, y se detiene como con un ligero rebote, y de la nada, el lugar había cambiado, seguía en el mismo lugar, pero ahora todo se veía en tonos rojizos, y las casas se veían totalmente deterioradas. Al voltear hacía donde estaba la casa, ahí estaba mi primo de pie en la entrada, cuando me vio, sonrió. Corrí hacia él para abrazarlo una vez más, en un primer momento me sentí feliz, a pesar de que el lugar donde estábamos no era precisamente el paisaje más acogedor, pero después sentí la imperiosa necesidad de alejarme de él. Había tantas cosas que quería decirle, pero cuando me abrazó, me dijo al oído “Voy por mis papás”.
En ese instante me soltó mientras yo daba un paso atrás, viéndole extrañado, entonces levantó la vista hacia mí, pero ya no estaba la sonrisa que vi al principio, su rostro se había transformado en una mascara de enojo e ira, y sus ojos, oh, sus ojos, tenía las pupilas completamente dilatadas, y se veían de un escalofriante color negro, siendo que él tenía los ojos verde olivo, y se veían tan vacíos, sin vida. En el instante en que vi sus ojos, algo me jaló hacia arriba, como queriendo sacarme de ahí, y fue tan fuerte el tirón que salí completamente del plano astral, abrí los ojos y, debido a lo abrupto y violento que fue enderecé mi cuerpo, quedando sentado en la cama, con un fuerte golpeteo en el pecho, pero con su voz fuerte y clara aún en el oído, sus palabras “Voy por mis papás” haciendo eco.
Desde ese día, cada que paso por su casa, siento su presencia dentro de ella, observando, esperando a llevarse a mis tíos. Por mi parte, desde entonces he tratado de protegerlos con todos los recursos que tengo, y siempre pidiendo por que encuentre la paz, antes de que otra cosa pase.
Redirek.
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